Muchos problemas oculares se deben a diferentes lesiones, infecciones o complicaciones de enfermedades relativas a otros órganos del cuerpo, pero también hay muchas enfermedades oculares ligadas a la genética. Se conocen como “patologías oculares hereditarias” ya que se deben a anomalías cromosómicas. Estas patologías pueden aparecer a lo largo de nuestra vida, llegando a causar pérdida de visión irreversible, y pueden afectar a diferentes tejidos visuales como, por ejemplo, la córnea, la mácula, o el nervio óptico.
Pero, ¿cuáles son las patologías oculares que se pueden heredar? Te mostramos algunas de ellas:

Miopía o hipermetropía
Recordemos que la miopía es una malformación en el ojo que impide ver correctamente de lejos, mientras que la hipermetropía dificulta la visión de cerca. Aunque no se sabe con exactitud porqué se producen estas dos enfermedades, sí existe una amplia evidencia de que la genética juega un papel importante. Suelen empezar en edad escolar, entre los 8 y los 12 años, y puede ser progresiva hasta los 20 o 25 años.
Cataratas congénitas
Las cataratas suelen aparecer con el paso del tiempo, a una edad avanzada. Sin embargo, esta tipología concreta aparece en el nacimiento por motivos genéticos. Puede afectar a uno o a ambos ojos, y, dependiendo de la opacidad del cristalino, restarán más o menos visión. En los casos en los que las cataratas aparecen de nacimiento es importante tratarlas en los primeros meses de vida para evitar el estancamiento del estímulo visual. Se estima que un 40% de los casos de este tipo de cataratas se deben a factores genéticos.
Glaucoma congénito
Se estima que la genética influye en un 30 y un 40 % de los casos de glaucoma. Por eso es conveniente acudir al oftalmólogo cuando se tenga un familiar afectado por esta condición. Aparece cuando una variación genética provoca que los conductos que transportan el líquido en los ojos se desarrollen de manera anormal. Es posible nacer con esta condición o manifestar síntomas a muy temprana edad, como, por ejemplo, sensibilidad a la luz, ojos llorosos o saltones o vista borrosa. Puede afectar a un ojo o a ambos.
Estrabismo hereditario
Consiste en la pérdida de paralelismo entre los dos ojos. En el 80% de los casos el estrabismo es causa del factor genético, pero en ocasiones es imposible determinar la causa concreta del problema que genera la desviación. Por este motivo no puede asegurarse que un niño cuyos progenitores tengan esta condición vaya tenerla al 100%, pero sí puede confirmarse que tiene mayores posibilidades de sufrirlo que otros menores.
Nistagmo
Esta condición consiste en la imposibilidad de controlar los movimientos oculares, que se deslizan con rapidez de un lado a otro. Esta enfermedad puede ser congénita. Quienes la padecen pueden controlar el movimiento de sus ojos girando la cabeza hacia una posición denominada “punto nulo”, en la que el movimiento ocular se bloquea y la imagen se estabiliza.
Daltonismo
Consiste en la inhabilidad de diferenciar entre determinados colores. Es más común en hombres y suele afectar a la hora de distinguir los rojo, verde, azul y amarillo. Este problema ocular es el resultado de un defecto en las células de la retina encargadas de detectar la longitud de onda de determinadas luces.
Enfermedades sistémicas
Existen una serie de enfermedades sistémicas con componentes hereditarios que afectan a la visión, como la diabetes o la enfermedad de Graves.
Como puede apreciarse son varias las enfermedades oculares en las que la genética juega un papel fundamental. Por esta razón es importante que, si existen antecedentes familiares de patologías oculares, se acuda a una consulta oftalmológica para comprobar si se ha heredado alguna de estas condiciones.
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